miércoles, 1 de septiembre de 2010

La red invisible que nos une a todo y a tod@s

Cuántas veces vemos cosas que nos disgustan y en vez de intentar cambiarlas o mejorarlas nos lavamos las manos porque, además de que es la postura más cómoda, pensamos que eso es algo que no nos incumbe ni nos afecta a nosotr@s, que es un problema de los demás.

¡Y qué equivocad@s estamos! ¿Aún pensamos que somos seres independientes y aislados? ¿Que vivimos en un universo de cajones estanco donde no se entremezclan los contenidos de uno con otro? ¿Somos tan ilusos que nos da igual la educación que el vecino les dé a sus hijos, si va a 250 km/h por la autovía o si empeora el sistema público sanitario porque yo tengo dinero para pagarme un seguro privado?

Todo nos afecta, aunque en principio no nos importe. Vivimos en un universo donde todo y tod@s estamos estrechamente interrelacionados, donde el movimiento de un pelo en la otra punta del país puede afectarnos a miles y miles de kilómetros. Y no se trata tan sólo de la globalización sino también y fundamentalmente de la estructura de funcionamiento que mueve a este universo que es el que nos rige.

Si el vecino da una mala educación sus hijos, en ese momento quizás no nos afecte directamente, pero posiblemente en el futuro tus hijos mantengan una relación de amistad o noviazgo con ellos o, aún sin mantenerlos, puede que venga y te rompa los cristales de tu casa, no lo veas y tengas que sufrir las consecuencias de aquella mala educación que no te importaba.

Si conduce a 250 km/h por la autovía puedes decir que no te importa porque tú no vas a salir a la carretera ese día, pero tal vez pueda tener un accidente y atropellar a alguno de tus amigos, familiares o seres queridos. Con lo cual, sí te importa que haya ido conduciendo de forma temeraria porque estás sufriendo las consecuencias de forma directa o indirecta.

Si en principio no te importa que el sistema público sanitario funcione mal porque tú tienes la posibilidad de pagarte tus propias clínicas privadas, tal vez, como consecuencia del mal funcionamiento del sistema público se contagie un virus que casualmente tú o alguno de tu círculo también incube a pesar de poder pagarte a los mejores médicos del país.

Y así podríamos encontrar miles y miles de ejemplos que demostrarían la interrelación que nos une a todos en este mundo que nos ha tocado vivir. No se trata de una carambola sino la razón de ser de todo.

Tal vez no queramos creérnoslo, porque así tenemos vía libre para desarrollar nuestro más exacerbado egoísmo, pero estamos todos atrapados en esta red invisible que todo lo cubre. Así que aceptémoslo. Si es que aún no hemos encontrado otro motivo para hacerlo, el sistema nos obliga a ser solidarios y a esforzarnos por construir un mundo mejor. El esfuerzo y la energía que utilicemos para alcanzar el fin no habrán caído en saco roto. Porque si ayudamos a los demás nos estamos ayudando a nosotros mismos y si nos ayudamos a nosotros mismos estaremos ayudando a los demás.

Tal vez cuando hayamos comprendido esto seremos capaces de darnos cuenta de que la red no nos atrapa sino que nos concede un poder inmenso de transformación en nuestro hogar: nuestro maravilloso y grandioso universo.

M17/08/2010.

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